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Editorial LA Times ¿Por qué en medio de una sequía estamos enviando nuestra preciada agua cuesta abajo para los peces? He aquí el por qué.
 
Por la Junta Editorial de The Times | OCTUBRE 22, 2016, 5:00 AM
Articulo original (LA Times)
 
California no es solamente una jurisdicción política dibujada en un mapa. Incluso sin el artificio humano de fronteras estatales, existe como un lugar física y ecológicamente diferenciado que se caracteriza por un rica gama de especies emblemáticas que habitan solamente aquí— el condor de California, la secoya gigante, la trucha dorada, el encinar costero y cientos de otras especies. Tiene ecosistemas enteros que no se encuentran en ninguna otra parte, tales como los bosques costeros de secoyas y el chaparral. También es el punto de partida y el destino para especies que emprenden una de las jornadas migratorias más impresionantes: el salmón.
 
Todos aquéllos que conocemos a este pez principalmente a través del supermercado o en un plato (o en un bagel) pudiéramos pensar que el salmón es una criatura que proviene de Alaska, del Río Columbia, o quizás de Escocia. Pero algunos biólogos de pesquerías, o ictiólogos como se les llama, creen que el salmón Chinook, y quizás todas las especies de salmón del Pacífico, se remontan ultimadamente a las Sierras del sur y las charcas originadas por el deshielo que se convierten después en los ríos Stanislaus, Merced, Tuolomne y San Joaquín, los cuales son carreteras de salmón que unen las montañas con el mar abierto.
 
Los científicos de suelos hace tiempo estaban desconcertados sobre la manera en que los nutrientes marinos pudieron enriquecer los bosques de costa y de montaña, a tantas millas del Pacífico, pero finalmente encontraron su respuesta en el salmón que regresaba a sus zonas de desove para ser devorados y distribuidos por depredadores— que anteriormente eran los osos grizzly, ahora extintos aquí, pero incluso hoy en día por osos negros, mapaches y otros animales. Las ricas tierras de labranza en el estado son resultado en parte, del salmón, y algunos estudios han asignado los atributos particulares de los huertos en Napa Valley y el Río Russian al enriquecimiento del suelo por cadáveres de salmón. Mucho de lo que hace a California tan especial, y que especies como las rojas secoyas, el Zinfandel y hasta el cóndor carroñero se conjuntaran, se debe posible y únicamente, al salmón.
 
Miles de años de evolución han creado variedades de salmón tan bien sintonizadas con los ritmos de las estaciones que hay distinciones biológicas detectables entre los peces que eclosionan y empiezan su recorrido en diferentes etapas del año. El salmón de recorrido invernal, necesita temperaturas y flujos de agua diferentes a la de sus primos que emprenden su carrera en la primavera, incluso si son de la misma especie.
 
Desvíos de agua para uso urbano y agrícola se han mezclado con la sequía hasta dejar los niveles de agua tan bajos, y consecuentemente a temperaturas tan altas, que la carrera invernal del año pasado fue arrasada. Eso significa un golpe grave de mil millones de dólares a la industria pesquera pero incluso más importante a largo plazo, un rompimiento en la cadena ecológica que mantiene al estado saludable y productivo. La persistente sequía pudiera significar sencillamente extinciones sucesivas de las carreras de salmón— y eso es todo. Desaparecerían.
 
En el sexto año de sequía la agroindustria y sus partidarios han presionado para desviar cada escasa gota de agua que baja por arroyos y ríos hacia huertos y grandes cultivos en vez de, como a menudo lo describen, permitir que el agua buena se descargue por medio del Delta a la Bahía de San Francisco y hasta el mar.
 
Pero al igual que el agua que sostiene a los Everglades, el agua que se permite mover a través del Delta de los Ríos Sacramento y San Joaquín y hacia el Pacífico no se desperdicia. Es la sangre de un ecosistema cuya salud es esencial no tan sólo para una corrida particular de salmón, sino también para la agricultura, para la industria pesquera, para la economía y para las cualidades especiales que hacen de California lo que es.
 
El estado al sur del Delta sigue en estado de sequía, pero el Norte de California tuvo un invierno húmedo que reabasteció las reservas subterráneas de agua y le dio a los agricultores de arroz y de otros cultivos la esperanza de que los recortes en el suministro de agua iban a relajarse. La Junta Estatal de Control de los Recursos Hidráulicos la semana pasada empezó a examinar los criterios de una propuesta para usar mucha de esta agua no en favor de los cultivos, sino para mantener los caudales de agua que a su vez sostienen a las especies acuáticas. Es un plan que vale la pena. De igual manera que los habitantes de Los Angeles se estaban preparando para aguantar un poco más las penurias causadas por la falta de agua para preservar y alimentar al distante Lago Mono, para restaurar de manera parcial el Valle Owens y para reparar y revertir el daño ambiental— y de la misma manera que se deben adaptar a tener incluso menos agua en años venideros — los agricultores también deberían estar preparados para reducir sus deseos y sus necesidades para garantizar que el estado y sus especies emblemáticas sobrevivan.
 
Para una lista completa de los apoyos de The Times en las elecciones del 8 de noviembre, visite latimes.com/endorsements.